Si aún considera que los sueños son cosa de niños, quizá sólo debe darse tiempo para idear un enfoque realista y crítico.
Los gurús de las finanzas personales coinciden con frecuencia en que el dinero no debe ser un fin sino un medio para lograr objetivos de vida; sin embargo, al comenzar una vida laboral, éstos pasan de ser metas a sueños, dado que por diversos motivos creemos que son imposibles de realizar o los postergamos indefinidamente, fundamentalmente por falta de planeación.

“Se han detectado importantes deficiencias en educación financiera que pueden perjudicar el bienestar de las personas y de sus familias. En vista de un mayor número de usuarios del sector financiero formal, es necesario incrementar los esfuerzos para sensibilizar y capacitar a los usuarios, a fin de que puedan aprovechar las ventajas derivadas del uso de estos producto, sin incurrir en endeudamientos ligados a decisiones equivocadas”, destacó Guillermo Seañez, director comercial de Old Mutual México.

Las personas que cultivan hábitos de ahorro tienen un nivel de vida más equilibrado y sostenible, y su organización financiera les permite darse gustos, pero nunca en detrimento de aquellas necesidades que realmente son importantes, añadió durante el evento La planeación financiera te acerca a tus sueños.

No obstante de estos beneficios, advirtió, sólo 50% de las personas adultas en el mundo tiene una cuenta en una institución financiera formal, mientras que en Latinoamérica y el Caribe el uso es aún más bajo, situándose en 39% y donde sólo 8% de los adultos solicita préstamos en el mercado formal.

Por un lado, añadió, esto apunta a una mayor vulnerabilidad en las personas que no tienen acceso al mercado financiero formal y, por otro, se aprecia un amplio margen para poder incrementar la inclusión.

Asimismo, destacó que una disciplina financiera y desarrollar hábitos de ahorro, acompañados de una buena asesoría, son claves en el logro de nuestros objetivos, lo que además permite tomar conciencia de las necesidades económicas para determinar la estrategia más adecuada para alcanzar nuestras metas.

El soñador, el realista 
y el crítico

“Colaboradores cercanos a Walt Disney decían que cuando trabajaban con él, siempre había tres Walts presentes: el soñador, el realista y el crítico (…) Cuando tenemos un sueño, podemos tener estas tres perspectivas presentes para generar una visión que nos dé una mayor seguridad en nuestros sueños”, conminó Marcela Hernández, coach ontológico.

Dado a que en ocasiones nos estancamos en uno de estos enfoques, añade, no aterrizamos nuestros deseos o seguimos creyendo que los sueños son sólo para niños, y se pierde de vista que éstos son sólo el primer paso para lograr metas de trascendencia, como la adquisición de un automóvil o vivienda.

Por ello, Hernández recomienda utilizar los tres enfoques mencionados para planear y cumplir el sueño que tenga en mente, desde las características de lo que quiere hasta aspectos financieros para lograrlo.

En primera instancia, desde el punto de vista del soñador, puede pensar en grande con los recursos que tenga a la mano, para generar opciones y alternativas; esto es la gran imagen de lo que quiere.

Para aterrizar todo, una visión realista es requerida. Pregúntese y saque conclusiones de cuál es el presupuesto, conocimientos, recursos humanos y tiempo para lograr lo que desea, en un nivel donde la creatividad continúe fluyendo para generar posibilidades nuevas.

En tanto, Hernández exhorta a tener una visión crítica de lo que planea; prevea riesgos y póngase en la perspectiva de las personas a quienes podría impactar la realización de sus metas y viceversa; es decir, cómo los demás podrían afectar sus sueños.

“Nuestro yo crítico hace que nos cuestionemos: ‘Si mi hijo no quiere darme un peso para el retiro, ¿ya sabes qué vas a hacer?’ o ‘Si está en la disposición de ayudarme pero no tiene empleo, ¿ya tienes un plan?’. Empieza a meter los miedos para que se diga a sí mismo: ‘Necesitamos ahorrar’, por ejemplo”.

Por ello, Seañez enfatiza que la realización de cualquier sueño depende exclusivamente de nosotros, y que a través de la inclusión financiera, la población puede incrementar su bienestar al poder desplazar los flujos de ingreso y consumo en el tiempo por medio del ahorro y el crédito, así como la acumulación de activos y la creación de un fondo para la vejez.

Se vale soñar, planeando

Un manejo sano de nuestras finanzas personales es sólo uno de los pasos a seguir para cumplir nuestros deseos, que para concretarse en metas, Marcela Hernández, coach ontológico, recomienda:

  1. Defina la brecha entre la realidad y el sueño. ¿Dónde está hoy? ¿Dónde quiere estar? ¿Cuán grande es la distancia entre la realidad y sus sueños? Al no tener esta conciencia, puede no darse cuenta de que ya está cerca de su meta, y quizá sólo se requiere de un poco más de tiempo e inversión.
  2. Reconozca cuáles han sido sus obstáculos. Todo problema del presente puede convertirse en un objetivo a futuro. Si no tiene tiempo para lograrlo, dedíquese a abrir ese espacio; quizá sea muy obvio, pero por esa razón se deja de lado en ocasiones. Es tan fácil que se posterga a mañana.
  3. Construya un puente entre la realidad y el futuro. Tenga cuidado de cómo verbaliza sus objetivos. No es lo mismo decir “quiero ser escritor” a “quiero empezar a escribir mi libro”; es grande la diferencia del peso de la frase. En la segunda puede comenzar a cumplir su sueño mañana mismo, si así lo quiere.
  4. Defina qué recursos necesita. Si bien es importante administrar el dinero para lograr lo que desea, también visualice qué otros recursos necesita, ya que éstos bien pueden ser humanos o incluso conocimientos extra, como aprender contabilidad para administrar su negocio.
  5. Dote de propósito a sus sueños. ¿Cómo se relaciona lo que hace hoy con sus metas? Si es bueno en una actividad, pregúntese si eso es lo que quiere, si es un paso para llegar a su objetivo o cuál es éste.
  6. Flexibilice sus metas. Muchos abandonan sus sueños porque fallan. Si no lo logró, vea las probabilidades que tenía de hacerlo; no significa que no tenga metas ambiciosas, sino que éstas deben ser flexibles o podría frustrarse. Si no ahorró para un auto deportivo, quizá el costo era grande y podría optar por otro vehículo, por ejemplo.

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